Para muchos la idea de verse, pensarse y comportarse de tal forma que se sientan bien consigo mismos (estéticamente hablando), no es algo de hombres debido al imaginario infundado en algunas familias, el cual reza una y otra vez que los hombres tenemos que vestir decorosos y que las únicas que se preocupan por su apariencia son las mujeres.
En muchos esto ha causado algo así como un temor por preocuparse por su apariencia física, pues creen que caerían en riesgo de ser adjetivados como vanidosos o frívolos. Nada más lejos de nuestra realidad actual, y si tú eres uno de los que piensa así te invitamos a que te liberes de estos miedos, pues independiente de si la sociedad es más abierta o no, el desarrollo de nuestra personalidad no puede verse cohibida por el qué dirán de los demás.
No nos digamos mentiras: a nosotros también nos gusta que nos miren, sentirnos atractivos, y nuestro lado más narciso sale a la luz cuando escuchamos los comentarios de adulación por cómo nos vemos. Es por eso que cada vez perdemos el miedo a pensar en cuidar nuestro cuerpo, nuestra piel, nuestro cabello y la ropa que nos ponemos cada día.
Esta transformación en nuestro imaginario de la estética masculina ha llevado a que el jean azul o negro ya no sean las únicas opciones de los hombres cuando van a una tienda (vemos bermudas y pantalones de colores, sudaderas, etc.), a que arriesguemos con camisas con estampados, coloridas también, e incluso a que nuestra ropa interior ya no sea tan plana y aburrida como en otras épocas.
Ahora la única duda que debemos tener cuando pensemos en vernos bien es qué estilo queremos tener. Porque ser hombres no significa ser planos y aburridos en nuestra apariencia. Porque ser hombres significa que podemos vivir sin temor a vernos bien.
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